Los productos de una empresa no son solo sus artículos en el mercado, son su imagen, su identidad y su visión reflejadas en lo que están produciendo.
Certificarlo como sustentable es también entregar sustentabilidad, traducir su ambición y visión de futuro, posicionándose en el mercado que, además, valora tanto sus decisiones como este valor agregado único.
A través de la evaluación del impacto que un producto en sí tenga en el ambiente, desde sus usos y servicios, como vida útil y materiales que lo componen, se determina cuál es la relación que tiene con el contexto y las personas.
Luego, se buscará optimizar su diseño y su proceso productivo impactando en la cadena de suministros para, en primer lugar, hacerlo más eficiente. El producto tendrá menor costo tanto en su producción como en desechos provocados y, luego, convertirlo en un producto sustentable.
El circuito productivo será, entonces, más eficiente tanto en cuestiones económicas como ambientales, agregando el valor distintivo que diferenciará el producto de manera única en el mercado.
Se buscará, además, que la vida útil del producto tenga una mejor relación con el ambiente, tanto en su duración como en su impacto posterior, reduciendo efectos negativos una vez finalizado su uso.
